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Las Mujeres en el Oeste Americano

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Escribir novelas románticas ambientadas en el Oeste Americano fue un capricho personal, aun a riesgo de que no fueran bien recibidas por mis lectoras. Afortunadamente me equivoqué en la aceptación que han tenido dichas novelas y os doy las gracias por ello.

Recuerdo con cariño ver a mi padre disfrutando de las típicas películas de indios y vaqueros ambientadas en esa época. Clint Eastwood, John Wayne, y Terence Hill y Bud Spencer, formaban parte de la familia. Caravana de mujeres, La leyenda de la ciudad sin nombre, o La ley del Talión, eran películas que me gustaban… más que El bueno, el feo y el malo, o Por un puñado de dólares, que mi padre sigue viendo en cada reposición. Cuando crecí, lógicamente, me enganché a series como La doctora Quinn, o Jóvenes jinetes.

La cuestión es que decidí aventurarme en el western romántico. Había leído alguna novela romántica del Oeste de autoras como Nora Roberts o Johanna Lindsey y varias de otras autoras no tan conocidas, que nunca intercambiaba con nadie. Las de este género las acumulaba y leía más de una vez.

Me gustaban los protagonistas reflejados en ellas: Hombres duros, protectores, decididos, valientes, fuertes

Me llamaba la atención la época y el territorio, repleto de oportunidades, de posibilidades para empezar de nuevo y descubrir nuevos horizontes, en contacto con la naturaleza (para bien y para mal)…

No voy a negar los peligros de la época: la escasez, las inclemencias del tiempo, un sistema legal ineficiente, los cuatreros o asaltantes de caminos que buscaban el dinero fácil, la higiene, la medicina en vías de desarrollo… (No entro a valorar el tema de la colonización del territorio, arrebatando las tierras a los indios, que, lógicamente, querían defenderlas).

A mí, que me gusta tanto empezar, que creo tanto en el destino, en la colaboración y la ayuda… ese momento histórico me atraía, y eso que las mujeres parecían estar siempre a la sombra de los hombres.

Pero cuando empecé a investigar a conciencia, en libros, vídeos, películas y escritos, sobre las mujeres en el Oeste americano para plasmarlo en estos westerns románticos con los que tanto disfruto, aún me gustó más lo que descubrí. Bueno, te aviso que mis novelas están ambientadas en una época concreta, ya comprada Luisiana, ya finalizada la Guerra la Secesión, y con apenas resquicios de la fiebre del oro, que también se refleja en otros muchos western.

Partimos de amplias praderas, tierras indómitas, acres de terreno fértiles, zonas despobladas donde asentarse, la construcción de las redes de ferrocarril para conectar el país de lado a lado…

La escasez de mujeres en el territorio provocaba exceso de violencia y abuso de alcohol. Las casas de apuestas y los burdeles eran los típicos lugares de encuentro entre los habitantes de la zona. Pero cuando ellas llegaron al oeste, por obligación familiar o buscando su propio destino, ya había damas que cortejar y los hombres tenían tanto por hacer, tanto por construir, que el ambiente se suavizó considerablemente.

La historia nos menciona, entre otras, a mujeres como Annie Oakley, Calamity Jane o Belle Star, pero hubo muchas más, que discretamente, formaron parte de la historia o del nacimiento de esa nación y ellas son las que protagonizan mis novelas románticas del oeste.

Por una parte, las mujeres en el oeste americano pasaban del cuidado del padre, al del marido, por lo que veían lógico que así  sucediera. Estaban predestinadas a ello, y lo sabían. Sí que es cierto que había algunas rebeldes, que son las que han pasado a la historia y he citado antes, pero aun dentro de ese porvenir, las mujeres fueron muy poderosas y dueñas de sus propias vidas.

Que supieran y aceptaran su destino no las convertía en marionetas. Conocían los límites de la sociedad y exploraban sus posibilidades sin saltárselos. Muchas buscaban su propio esposo en las conocidas caravanas de mujeres o en matrimonios concertados por correspondencia. Eran inteligentes, sabían lo que querían o necesitaban, y estaban dispuestas a pagar el precio.

Las mujeres trabajaban de sol a sol. No solo en sus granjas para cultivar su propio alimento, sino que también cocinaban, cuidaban de los hijos, de la ropa y de la casa. Así, nos encontramos a mujeres activas, responsables, fuertes y hacendosas.

Las mujeres sabían disparar. Necesitaban hacerlo como método de defensa personal y familiar. Eran mujeres valientes, comprometidas y resueltas.

Las mujeres empezaron a unirse en grupos para ayudarse unas a otras. Eran solidarias, caritativas, empáticas y buscaban el bien común.

He leído que fue en estas tierras del Oeste americano donde nació La Unión Cristiana de Mujeres por la Templanza, que fue uno de los primeros movimientos feministas de la historia.

Creo que la vida de las mujeres en el oeste, podría resumirse en una frase de Maya Angelou: Si no te gusta algo, cámbialo. Si no puedes cambiarlo, cambia tu actitud. 

Así que, estas son las mujeres que poblaban el oeste americano y, por lo tanto, las que vas a encontrar en mis novelas románticas del oeste: Mujeres valientes, inteligentes, responsables, comprometidas, solidarias, fuertes, activas, resueltas, con sus luces y sus sombras…. (Sí, como tú y como yo, como todas).

Y, evidentemente, tratándose de westerns románticos, en mis novelas también vas a encontrar Amor. Ese AMOR en mayúsculas que hace que la pareja se mire con cariño y respeto, y que mire con ilusión y confianza en la misma dirección. Ese Amor que se apoya, que se complementa (muy diferente a que se complete) y que recuerda que la vida está llena de oportunidades, si quieres verlas, de amar y de ser feliz,

 

 

 

 

 

 

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