
Mi historia se repite.
Feliz año nuevo!
Sí, quizá es tarde para felicitarte el año, pero recién estoy volviendo a la normalidad, más o menos, y quería desearte lo mejor para este 2.021… que a saber qué nos depara.
Yo estoy expectante. ¿Por qué?
Te cuento. En el 2005 (hace muchísimo, sí) mi vida cambió radicalmente. Empecé el año con una gripe que me mantuvo en la cama, sin apenas poder salir de ella, durante toda una semana. ¡¡Y yo nunca me había puesto enferma!!
Era la primera vez en mi vida que había hecho la compra de regalos con suficiente antelación. Eso fue lo que me preocupaba en esos días, y lo que agradecí.
Esa semana en casa solo pensaba que “el Universo, Dios o la Vida” me debían siete días. Siete días para salir, para trabajar, para disfrutar… ¿Y qué ocurrió después? Que me quedé embarazada y un riesgo de aborto me hizo permanecer en la cama, dos meses más!!! A principios de marzo perdí mi bebé.
Entonces pensé: Madre mía, y yo que decía que me debía una semana, ahora me para dos meses… mejor dejo de retar al Universo, no vaya a ser peor.
¿Fue a peor? En 2.005 me separé de mi marido, cambié de trabajo (trabajaba con él) y en diciembre estaba haciendo la mudanza de una casa de casi trescientos metros, a un piso de apenas cincuenta.
Esto a grandes rasgos, porque imagina la de lágrimas, miedos y pensamientos que hubo.
Bueno, pues llega 2.021 y ¡¡empiezo igual!!
Había hecho mis compras navideñas por segunda vez en mi vida, y el día 1 lo comienzo confinada en casa. Sí, tal cual. Pese a utilizar todas las medidas posibles, pese a tener todo el cuidado del mundo, pese a dudar de todo lo que se dice en los medios de comunicación, pese a ser una persona optimista y feliz… diez días confinada, afortunadamente con pocos síntomas.
Después de la impresión inicial solo pensé en que tenía las compras hechas y recordé que no era la primera vez que me había ocurrido eso… era la segunda.
En el 2.005 cambié de vida. En el 2.020 también di un giro a lo que estaba haciendo y eso me llevó a estar aquí, pero haber empezado este año igual que aquel, me ha dado que pensar… ya sabes, y si no, te lo digo yo, que las casualidades no existen. ¿Por qué repito la asignatura? ¿Para qué empiezo de la misma manera?
Vale que yo no soy la misma, he cambiado mucho desde entonces, imagínate… quince años. Vale que ahora, igualmente tengo pareja pero también una hija. Vale que Dios, el Universo o la Vida, saben por qué suceden las cosas…, pero igualmente me mantienen alerta.
Dicen que si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes… (quizá se esté riendo de los míos)…
Aunque esta vez, sí que tengo claro que ocurra lo que ocurra, será para mejor. Ya te iré contando.
Gracias por estar ahí.

